UN ESPACIO PARA DEJAR VOLAR LA IMAGINACIÓN
- escuelaelbosque
- 9 jun 2020
- 3 Min. de lectura
(Comisión de espacios de la escuela infantil "El Bosque")

Nos vamos a centrar en un tema de bastante interés para los niños y niñas: los disfraces.
Hasta aproximadamente los 2 años, los niños se encuentran en un momento de construcción de su identidad personal, del “yo”, de la imagen que tienen de sí mismos y de los que le rodean. Es una etapa en la que todavía no aparece el juego simbólico, el jugar a ser otro, a representar diferentes personajes. Disfrazarles de “otro” puede suponer alterar lo que les da seguridad, supone alterar sus rutinas, enfrentarse a situaciones que les son ajenas, sin sentido para ellos, que incluso les puede asustar.
A partir de los dos años, ya aparece el juego simbólico, les gusta jugar a lo que hacen los mayores, quieren imitar lo que conocen (cocinar, la peluquería, el supermercado, cuidar a los bebés….), de hecho en la escuela tenemos un rincón de los disfraces que ellos mismos, partiendo de su interés, gestionan con naturalidad, sin la intervención del adulto.
Aun así, hay niños que, aunque estén en el momento en el que puede ser significativo para ellos, no quieren disfrazarse, no les gusta. A algunos les da miedo, o vergüenza, o no son capaces de ver la diferencia entre un disfraz y algo real.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE CREAR UN ESPACIO PARA DISFRAZARSE?

Cada vez que los niños y niñas se disfrazan adquieren de forma inconsciente una serie de conocimientos que serán vitales para su vida adulta.
A través de los disfraces los niños imaginan, interpretan el rol de otro personaje, introducen sus “propias normas” y mejoran su coordinación, su creatividad y la imaginación, entre otras muchas cualidades.
En el ámbito afectivo-emocional, los disfraces son excelentes para promover las experiencias, emociones y fantasías. Escondidos bajo su disfraz, se verán libres para expresar sus sentimientos.
El proporcionarles la posibilidad de disfrazarse, estimula la memoria, la atención, la concentración y la coordinación psicomotriz.
Gracias al disfraz, el niño puede desarrollar el pensamiento abstracto, estimular su imaginación: puede imaginarse historias mientras desempeña el papel de su personaje hasta crear sus propios complementos y su propio disfraz puede ayudarles a que su creatividad vaya un paso más allá y les permite disfrutar como con ningún otro juego.

También les ayuda a ejercitar la coordinación psicomotriz, pues los disfraces invitan a los niños a moverse por el espacio imitando el personaje que recrea su disfraz.
Este recurso les ayudará a desinhibirse y comenzarán a imitar a aquellos personajes de los que están disfrazados, con lo que potenciarán sus habilidades de dramatización y fomentarán la expresión artística.
¿CÓMO PODEMOS CREAR ESTE RINCÓN EN CASA?
Tenemos que tener presente una condición importante para crear este rincón en casa y es que, en dicho espacio se debe cuidar el orden y su estética. Las prendas (disfraces, telas, complementos…) deben ser fáciles de poner y quitar y a este espacio se le pude añadir un espejo, un baúl donde guardar los complementos, disfraces, e incluso una caja de maquillaje.

Todo puede ser utilizable para su juego. De repente el sofá es un barco pirata, y al minuto siguiente es el castillo de la princesa. Un cojín es un escudo y el plumero una espada. Con una simple tela de algodón ¡pueden serlo todo! Un rey, una sirena, un panadero, una bailarina…
Los niños son capaces de cambiar las cosas que tienen alrededor, usándolas para fines distintos según el momento, con la ayuda de la fantasía, haciendo de ellas nuevos juegos.
La preparación del ambiente es esencial para que el niño lo domine. Todo debe estar en orden, y este orden se refleja tanto en el tiempo como en el espacio.
-María Montessori-
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